

El juez federal Ernesto Kreplak, a cargo de la investigación por el fentanilo contaminado, reveló que se aplicaron unas 45 mil ampollas del medicamento antes de detectarse la presencia de bacterias peligrosas, y que todavía quedan 30 mil sin utilizar en hospitales y clínicas del país.
El fentanilo, un analgésico mucho más potente que la morfina y usado en dosis reducidas para tratar dolores intensos, fue hallado contaminado con Klebsiella pneumoniae y Ralstonia pickettii. Según datos oficiales, la crisis ya provocó 76 muertes y decenas de pacientes afectados.
En Argentina, el fentanilo no cuenta con un sistema de trazabilidad, lo que impide seguir con precisión su recorrido desde el laboratorio hasta el paciente. A esto se suma que muchos hospitales trabajan con historias clínicas en papel y que la notificación de casos es voluntaria, lo que dificulta conocer el alcance real de la tragedia.
“Esto no llegó al techo”, advirtió Kreplak, al tiempo que pidió calma pero reconoció que el número de víctimas podría aumentar a medida que avanza la investigación.
En la causa hay 24 personas bajo sospecha, con sus bienes embargados. Las identidades se mantienen en reserva. El Juzgado Federal N.º 3 de La Plata allanó los laboratorios Ramallo y HLB Pharma, y luego las droguerías que recibieron el producto.
La ANMAT, tras la primera muerte registrada en el Hospital Italiano de La Plata, secuestró muestras de todos los lotes en circulación y de algunos anteriores. Los cultivos confirmaron la contaminación en dos lotes específicos.
“Con el correr de los días, el número de víctimas podría aumentar”, reiteró Kreplak, subrayando la necesidad de reforzar los controles sanitarios y la trazabilidad de medicamentos para evitar tragedias similares.